RASGOS DE LA PERSONALIDAD ADICTIVA DENTRO DEL NÚCLEO SOCIAL


-          INTRODUCCIÓN
El debate sobre la droga inicia en el uso que según la antropología Dobkin de Ríos (1984), las drogas se pueden estudiar desde tres diferentes ángulos: la primera perspectiva seria la utilización de las drogas y lo sobrenatural, que se da en aquellas circunstancias en que hombre y mujeres utilizan sustancias con fines mágico – religiosos, para adivinar el futuro, para orientarse en su búsqueda de lo favorable y lo diabólico. La segunda categoría seria las drogas y el tratamiento de las enfermedades (medicina tradicional, herbolaria), y la última categoría la conformaría el placer y la internación social Romero (2005). Y estos temas siguen en auge, aunque ahora de manera errónea, condenando fundamentalmente a una clase de la sociedad que por sí sola es estigmatizada, hablamos de los niños y los adolescentes. De esta manera, se presenta el debate en torno a los adolescentes y la droga, y como prevenir esos efectos devastadores, pueden incluso llevar al desarrollo de enfermedades mentales como esquizofrenia y otras patologías duales, como lo menciona el DSM – 5 (2014) todas las drogas que se consumen en exceso producen una activación directa general del sistema de recompensa cerebral, estos trastornos relacionados con sustancias se dividen en dos grupos: los trastornos por consumo de sustancias y los trastornos inducidos por sustancias (p. 481). Las políticas destinadas a la “guerra contra las drogas” ya sean reduccionistas de daños o prohibicionistas se dirigen hacia una población muy concreta, los adolescentes, que parecen ser las únicas personas afectadas por este problema. En este sentido, el debate sobre las drogas se convierte así en una discusión sobre el control social de una capa de la población que parece haber perdido el rumbo. Lo que más llama la atención es que dicho problema y dicha población parecen vivir en un limbo social pues ningún debate incluye toda la estructura social, política y económica que rodea a tal “supuesto” fenómeno. Fernández (1990) menciona que “pocos son los autores e investigadores que osan enraizar el problema de la droga en su contexto social, económico político pues ello significa poner en tela de juicio a todo el entramado social, incluido la propia acepción diagnóstica del término droga”(p.52), además de todo el sistema de valores que nuestra sociedad occidental posmoderna promueve, valores que fácilmente podrían  ser incluidos dentro del diagnóstico de psicopatías y trastorno de personalidad antisocial y limite.
En este sentido, el propósito del presente trabajo es poner de manifiesto el error de enfoque a la hora de tratar el problema de la droga en general y de las drogodependencias en particular. Insistimos en la noción sesgada del concepto droga ante la separación entre los calificativos ilegal y legal. Asimismo, sitúo el problema de la droga tanto en su perspectiva personal, familiar y social, lo cual permite comprender realmente que la adicción o drogodependencia es un problema global, de estilo de vida y por lo tanto afecta a toda la sociedad en su conjunto.      

-          DESARROLLO DEL TEMA
Significados de las palabras persona y personalidad
Según Pastrana (2005) “La palabra persona significó al principio lo aparente, lo postizo, es decir, el carácter del ser humano creado por el autor dramático y que el actor encarnaba en la escena. No era, por consiguiente, el verdadero carácter del actor, que quedaba oculto tras a la máscara” (p. 3).
 Este origen se ve claro en uno de los significados actuales de la palabra personalidad, según el cual "ésta es una máscara que sirve para disfrazar la íntima individualidad y que representa sólo la mente colectiva" Schultz (2010) Según esto, cada hombre, en esa comedia o tragedia que es la vida, lleva puesta una máscara que le sirve precisamente para ocultar su verdadero Yo, su Yo íntimo.
Pero la palabra que estudiamos tiene también un significado opuesto, significa asimismo el conjunto de rasgos de toda clase propios de un individuo determinado y que lo distingue de los demás seres humanos. En este sentido, según Pastrana (2005) la personalidad es "lo que el hombre es en realidad" (p.3.), no lo que parece ser. Con la palabra personalidad se designa en este caso al Yo profundo, al verdadero Yo.
Concepto de personalidad
Par la presente, vamos a entender por personalidad como un concepto practico, Fernández (1990) la organización total del ser humano, pero destacando sobre todo sus aspectos afectivos y emocionales, así como el yo y la conciencia de sí mismo (p. 51).
Cuando hablamos de personalidad, y más aún de su desarrollo, debemos tener bien claro la distinción entre dos conceptos: genotipo y fenotipo.
Genotipo, se refiere a las personalidades del sujeto debido a su constitución biológica, es decir, a los que podría o debería ser. Está determinado por la herencia y el desarrollo neuropsicológico de los primeros años.
Fenotipo, se refiere a la manifestación conductual de la personalidad del individuo, o sea, lo que hace y cómo se muestra. Está determinado por el genotipo y por los procesos de aprendizaje a los que se vea sometido el sujeto a lo largo de su vida.
Tanto los factores genéticos como los ambientales juegan un papel fundamental en el desarrollo de la personalidad.
Los primeros años de vida son fundamentales. Hasta los 18 meses de edad el niño desarrolla neurológicamente sus capacidades sensoriales. Entre los 23 meses y los 6 años adquiere autonomía sensoriomotora. Las habilidades mentales abstractas se desarrollan en el período comprendido entre los cuatro años y la adolescencia. El aprendizaje no sólo mediatiza el desarrollo neuropsicológico del niño, sino que a partir de la adolescencia y a lo largo de toda su vida puede ir modelando determinadas conductas y, por tanto, variando el fenotipo, en definitiva, su personalidad.
A continuación, se abordará las características de la personalidad según los enfoques humanista y psicoanalítico.
Personas que funcionan plenamente según Rogers
Dentro del enfoque humanista propuesto por Rogers (1961), éste menciona que el resultado deseable del desarrollo psicológico y la evolución es una persona que funciona plenamente y describe varias características en los sujetos que se relacionan a continuación:
Las personas que funcionan plenamente conocen todas las experiencias. No deforman ni niegan ninguna experiencia y las filtran todas a través del sí mismo. No adoptan una actitud defensiva porque no se deben defender de nada, no hay nada que amenace su autoconcepto. Están abiertas a sentimientos positivos, como el valor y la ternura y a sentimientos negativos, como el miedo y el dolor. Son más emotivas dado que aceptan una gama más amplia de emociones positivas y negativas que sienten con mayor intensidad.
Los sujetos que funcionan plenamente viven los momentos de la vida con absoluta espontaneidad. Todas las experiencias son frescas y nuevas en potencia. No se pueden predecir ni anticipar, pero los individuos participan en ellas sin reservas, en lugar de limitarse a observarlas.
Las personas que funcionan plenamente confían en su organismo. Con esta frase Rogers quería decir que este tipo de sujetos confía en sus reacciones, en lugar de guiarse por opiniones ajenas, por un código social o por sus juicios intelectuales. Adoptar la conducta que parezca adecuada es un buen criterio para comportarse de forma satisfactoria. Rogers no sugería que los individuos que funcionan plenamente prescinden de la información obtenida de su intelecto o de otras personas, sino más bien que aceptan todos los datos como congruentes con su autoconcepto. Nada es una amenaza para ellos; pueden percibir, evaluar y ponderar con exactitud toda la información.
Los sujetos que funcionan plenamente toman decisiones con entera libertad, sin restricciones ni inhibiciones. Esto les confiere una sensación de poder pues saben que el futuro depende de sus actos y no de las circunstancias presentes ni de hechos pasados o de otras personas. No se sienten obligados, por ellos mismos ni por otras personas, a comportarse sólo de una manera.
Las personas que funcionan plenamente son creativas, llevan una vida constructiva
y se adaptan a las condiciones cambiantes del entorno. La espontaneidad forma parte de la creatividad. Estas personas son flexibles y siempre están buscando experiencias y retos.
Los individuos que funcionan plenamente enfrentan los problemas. No cesan de ensayar cosas nuevas, y se esfuerzan y ponen en práctica todo su potencial; es decir, una forma de vida que plantea retos y gran complejidad. Rogers no dice que estas personas son alegres, dichosas o felices, aunque a veces lo sean. Más bien cabría describir su personalidad como enriquecedora, emocionante y llena de sentido.
Etapas del desarrollo según Jung
Para el enfoque psicoanalítico, sito a Jung quien no postuló una secuencia de etapas de crecimiento con tanto detalle como Freud, pero se refirió a periodos específicos durante el proceso global (Jung, 1930).
De la niñez a la adultez temprana
El yo se empieza a desarrollar en la niñez temprana, al principio de una manera primitiva porque el niño todavía no se forma una identidad individual. En esta etapa, su personalidad es poco más que un simple reflejo de la de sus padres. Así pues, ellos ejercen gran influencia en la formación de la personalidad del hijo. Impulsan su desarrollo o lo obstaculizan con su comportamiento hacia el pequeño.
Los padres podrían tratar de imponer sus personalidades al niño porque desean que sea una extensión de ellos. También podrían desear que adquiera una diferente a la de ellos para que compense de algún modo sus propias deficiencias. Los rasgos importantes del yo no se empiezan a formar hasta que el niño sabe distinguir la diferencia entre él y la gente o los objetos de su mundo. Es decir, la conciencia aparece cuando es capaz de decir “yo”.
No es sino hasta la pubertad cuando la psique adopta forma y contenido definidos. Este periodo –que Jung llamó el nacimiento psíquico– se caracteriza por las dificultades y la necesidad de adaptarse. Las fantasías de la niñez llegan a su fin cuando el adolescente confronta las exigencias de la realidad. En el periodo comprendido entre la adolescencia y la adultez temprana predominan las actividades preparatorias, como terminar la escuela, iniciar una carrera, casarse y formar una familia. En esos años, nuestros intereses se dirigen al mundo exterior, predomina el consciente y, en general, la extroversión es la actitud consciente primaria. El objeto de la vida es alcanzar nuestras metas y crearnos un lugar seguro y exitoso en el mundo. Por lo tanto, la adultez temprana debería ser un periodo emocionante y lleno de desafíos, con nuevos horizontes y logros excelentes.
Edad madura
Según Jung, los cambios fundamentales de la personalidad ocurren entre los 35 y los 40 años. Este periodo de la edad madura fue un tiempo de crisis personales en el caso de Jung y de muchos de sus pacientes. Para entonces, los problemas de adaptación de la adultez temprana han sido resueltos. El individuo típico de 40 años tiene una carrera bien cimentada, está casado y vive en una comunidad. Jung se preguntaba por qué tantas personas de esa edad que han alcanzado el éxito se ven afectadas por sentimientos de desesperación y minusvalía. Todos sus pacientes le decían en esencia lo mismo: se sentían vacíos. La aventura, la emoción y el entusiasmo se habían esfumado. La vida ya no tenía sentido.
Cuanto más analizaba Jung esta etapa, tanto más se convencía de que los cambios drásticos de personalidad eran inevitables y universales. La edad madura es un periodo normal de transición, durante el cual la personalidad pasa por transformaciones necesarias y benéficas. Por irónico que se antoje, los cambios ocurren porque los individuos han podido cumplir con las exigencias de la vida. Pusieron todo su esfuerzo en las actividades preparatorias de la primera mitad de su existencia, pero a los 40 años esa preparación había llegado a su fin y los desafíos estaban resueltos.
Aun cuando siguen teniendo bastante energía, ésta ahora no tiene hacia dónde ir, tiene que ser reencauzada hacia otras actividades e intereses.
Jung señalaba que en la primera mitad de la vida debemos concentrarnos en el mundo objetivo de la realidad: los estudios, la carrera y la familia. En cambio, la segunda mitad se debe dedicar al mundo subjetivo interno, que hasta entonces ha sido descuidado. La actitud deja de ser extrovertida y se vuelve introvertida. El descubrimiento del inconsciente modera la concentración en la conciencia. Los intereses dejan de estar en lo físico y lo material y se dirigen a lo espiritual, lo filosófico y lo intuitivo. El equilibrio de todos los aspectos de la personalidad sustituye a la unilateralidad anterior (es decir, el énfasis en la conciencia).
Así pues, en la edad madura comienza al proceso de realización o actualización del sí mismo. Si logramos integrar el inconsciente y el consciente estaremos en condiciones de alcanzar un nivel más alto de salud psicológica positiva, estado que Jung denominó individuación.

Individuación
En pocas palabras, la individuación implica convertirse en un individuo, en realizar las capacidades propias y en desarrollar el sí mismo. La tendencia a la individuación es innata e inevitable, pero las fuerzas ambientales, como las oportunidades económicas y educativas y la índole de la relación progenitor e hijo, la impulsan o la obstaculizan.
Para lograr la individuación, las personas de edad madura deben abandonar las conductas y los valores que dirigieron la primera mitad de la vida y encarar el inconsciente, llevándolo a la conciencia y aceptando lo que les pide que hagan. Deben escuchar lo que dicen sus sueños y seguir sus fantasías, ejercitando la imaginación creativa escribiendo, pintando o mediante otro tipo de expresión. Se deben dejar guiar, pero no por el pensamiento racional como antes, sino por el flujo espontáneo del inconsciente. Sólo así se revelará el verdadero sí mismo.
Jung advirtió que el hecho de admitir las fuerzas inconscientes en la conciencia no significa ser dominado por ellas. Se deben asimilar y equilibrar con el consciente.
En este periodo de la vida no debería predominar ningún aspecto de la personalidad.
Un individuo maduro y emocionalmente sano no se deja guiar por el consciente ni por el inconsciente, por una actitud o función específicas ni por ninguno de los arquetipos.
Cuando se consigue la individuación, todos ellos están en armonioso equilibrio.
En el proceso de individuación durante la edad madura el cambio de naturaleza de los arquetipos es sumamente importante. El primer cambio implica destronar a la persona. Si bien tenemos que seguir desempeñando diversos papeles sociales para poder funcionar en el mundo real y llevarnos bien con distintas clases de personas, debemos reconocer que nuestra personalidad pública tal vez no represente nuestra verdadera naturaleza. Es más, debemos aceptar el auténtico sí mismo que la persona ha estado ocultando.

Personalidad adictiva
Basado en Orlich. S. (2017) Algunas personas son más susceptibles y más propensas que otras a la adicción y tienen lo que llamamos una personalidad adictiva. Se trata de alguien que tiene una lógica adictiva. Por esta razón existen personas que prueban una substancia e inmediatamente establecen una relación particular con dicha droga y no pueden romperla sin ayuda.
Esta es la dimensión psicológica de la adicción: Orlich. S. (2017) el valor y la función que un individuo le dan a un objeto, persona, actividad o droga que, imaginariamente parece ser imposible de dejar o de sustituir. También existe el factor de la adicción fisiológica, es decir la urgencia física de consumir porque el organismo, a nivel celular, se ha acostumbrado a su consumo y la falta produce marcados síntomas de abstinencia.
La adicción es una enfermedad compleja de naturaleza bio-psico-social. Por esta razón los sistemas sanitarios deben identificar el consumo como un problema en el estilo de vida, es decir, deben hacer explícito y publico el problema. El alcoholismo y la toxicodependencia, así como otras formas derivadas de las conductas morales o naturales, se convierten en una enfermedad. Con esto la ciencia favorece una motivación autorizada para la estigmatización social de los comportamientos desviados de las normas De Dominicis (1997). Esto quiere decir que las causas biológicas, emocionales y sociales interactúan entre sí para favorecer una adicción. Cada persona es diferente y muestra matices distintos del problema, por lo que es necesario individualizar cada caso para analizar sus causas y diseñar su tratamiento.
Además de las adicciones a drogas o sustancias tenemos otro tipo de conductas que podemos clasificar como adictivas:
Adicción al juego, las compras, al sexo, las relaciones, las religiones, teléfono, al trabajo, internet, televisión y computadora entre otros.
La adicción es un proceso gradual, se va desarrollando continuamente en una persona. Al principio alguien puede utilizar una sustancia o tener un hábito, pero pronto su práctica va aumentando, hablamos de que del hábito se pasa al abuso y del abuso a la adicción. La línea que divide al abuso de la adicción es muy fina y muchas veces pasa inadvertida, pero en cualquier momento la persona puede convertirse en adicta.
Respecto a las características que diferencian a los consumidores de sustancias con y sin trastorno de personalidad, Nace, Davis y Gaspari (1991) y Fernández (2002) consideran que los sujetos con trastorno de personalidad consumen sustancias ilegales con más frecuencia; tienen un patrón de consumo de alcohol diferente, son más compulsivos y lo usan para manejar su estado de ánimo e incrementar su funcionamiento; presentan más problemas psicopatológicos; más impulsividad; una menor satisfacción con sus vidas y un mayor aislamiento.
De esta forma podremos establecer necesarias matizaciones entre uso, habito, abuso y dependencia según Pérez del Rio (2011). 
Uso, la simple utilización en momentos puntuales, es decir se trata de un uso ocasional, cultural, un uso definido para una ocasión definida, un uso esporádico.
El hábito, se trataría de la costumbre de consumir una substancia, por la adaptación a sus efectos, un ejemplo de ello es en el hábito de tomar café o sea en el consumo de cafeína. Habría el deseo del producto, pero nunca se vivenciaría de manera imperiosa y nunca deriva en alteraciones conductuales.
Abuso, cuando hay exeso, cuando hay un uso cotidiano regularizado, que aumenta, se incrementa, empleando en ello bastante tiempo de forma tal que la persona inicia a evitar situaciones sociales y siente angustia Pérez y Martin (2007). En el caso del abuso ya encontramos consecuencias a nivel social, biológico y psicológico.
Para explicar el abuso, la literatura al respecto se ha centrado más en las consecuencias que en la posibilidad de que genere abstinencia y tolerancia. Pero entendemos que una pauta de abuso conlleva en casi todos los casos tolerancia y abstinencia.
Dependencia, se dividirá en dependencia física, psíquica y en algunos casos social, aunque todas se dan conjuntamente la mano en mayor o menor grado, es decir, puede predominar una sobre las otras, pero cuando una dependencia se da. Repercute en otras áreas, siempre y cuando estemos hablando desde el terreno de la psicología Alonso – Fernández (2003).

La enfermedad
El tercer principio de la personología, Schultz (2010) establece que la personalidad se sigue desarrollando con el transcurso del tiempo y que se construye en razón de todo lo que nos sucede a lo largo de la vida. Por lo tanto, es muy importante estudiar el pasado de los individuos (p. 186). Puesto que no se llega a considerar una enfermedad o adicción porque no solamente es atribuida a la falta de moral o a una voluntad débil y poco a poco comienza a entenderse como un problema médico. Pascual (2009) menciona que entre las diversas causas de degeneración de la especie humana se encontraba el alcoholismo, y es que en el alcoholismo un excelente nexo, ocasionando grandes gastos en mantenimiento y curación de estos enfermos en los asilos, hospitales y prisiones en cuento al tratamiento curativo, realmente nada había.   

Una vez identificado el problema con la ayuda del autor Magnuss Huss (1807 - 1890) creado el diagnostico admitido en la sociedad; algunos de los principales factores favorecedores de la expansión de las drogas han sido el crecimiento de las ciudades, la marginalidad y los estilos educativos que son los cuales coadyuvan a la formación de una personalidad siendo estos estilos inadecuados, o excesivamente rígidos o demasiado flexibles.  Asimismo citando parte de un artículo de proyecto hombre en su revista Adicciones y emociones (2013) cabe mencionar que la diferencia de las personas superiores o lideres emocionalmente inteligentes y aquellos otros que no lo son, no es que aquellos tiene más habilidades técnicas, más conocimientos, mejor currículo académico, o mayor cociente intelectual; la diferencia, es el modo en que gestionan sus emociones y las relaciones, su capacidad para empatizar con sus trabajadores, de motivar al grupo, de perseverar en el trabajo y sobre todo son jefes que articulan todos los valores compartidos por la plantilla, con el objetivo que sus integrantes mejore un significado a su trabajo, ya que encontrarlo es el principal factor de protección frente al consumo de drogas (p.3). de esta manera no solamente se ataca a la persona sino también a la enfermedad puesto que si está inmersa en la personalidad se debe trabajar tanto en la niñez y adolescencia para prevenirla. 

También hay que mencionar que, ante los problemas expuestos en la introducción del artículo, se han implementado programas de prevención que según Proyecto hombre en su revista adicciones y emociones (2013) los cuales trabajan con la familia del adolescente que también lleva su programa, este equipo ayuda a desarrollar herramientas y estrategias para convertirse e excelentes agentes preventivos de drogodependencias dentro de su hogar (p. 38). Evidenciando que el problema está en el núcleo de la sociedad y no en la droga.

Todos estos factores anteriormente señalados y otros que seguro se han quedado en el tintero, propician que se extienda el consumo masivo de sustancias en el mundo, y un problema tan singular reclama ser abordado en su conjunto.    
     
-          CONCLUSIONES
·        La recuperación social activa de los niños y adolescentes puede ser una de las medidas más eficaces no solo para prevenir el abuso de las drogas y la drogodependencia, sino incluso para lograr una humanidad más feliz, donde congeniasen mejor los adultos y los jóvenes.
·        Se ve preciso mejorar las condiciones de vida de los niños y adolescentes con una convivencia con adultos que hayan recuperado sus papeles tanto como padre como madre. Asimismo, se precisa dar a los niños y adolescentes un papel más activo en la sociedad, un papel de responsabilidad. 
·        Las nuevas tecnologías han favorecido la aparición en los últimos años de nuevas formas de adicción como al internet, a los teléfonos celulares, a los videojuegos, etc. Estas se unen a las ya conocidas como la ludopatía (adicción al juego y a las apuestas), adicción al sexo, a las compras compulsivas, a las relaciones y al trabajo.

-          REFERENCIAS
·        DSM – IV (2014) Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. España: Editorial Médica Panamericana.
·        Pérez F. (2011) Estudio sobre adicciones. Burgos: Imprenta Provincial.
·        Alonso – Fernández F. (2003). Las nuevas adicciones. Madrid: TEA Ediciones.
·        Romero P. (2005) sociología en: Tratado SET de trastornos adictivos, (sociedad Española de Toxicomanías) (Cood.) Pérez, Peris y col. Madrid: Médica Panamericana.   
·        Dobkin de Ríos (1984). Visionry vine. Hallucinogenetic healing in the Peruvian Amazon. Prospec Highs Illinois: Wavelad Press Inc.
·        Orlich. S. (2017, 29 de agosto de 2017). Personalidades Adictivas, recuperado de https://www.clikisalud.net/adicciones/pdf/personalidades_adictivas.pdf.
·        Schultz. D. (2010) Teorías de la Personalidad, CENGAGE, México D.F.
·        De Dominicis, A. (1997). La comunidad terapéutica para toxicodependientes. Orígenes y desarrollo del método. Ed. El centro Italiano de Solidaridad de Roma. (C.e.I.S.) de Roma: documento interno sin publicar.  
·        Fernández. A. (2017, 21 de agosto de 2017) la personalidad del drogadicto, recuperado de www.ehu.eus/documents/1736829/2019247/08+-+Personalidad+drogadicto.pdf
·        Fernández, J.J. (2002). Trastornos de personalidad y adicción: relaciones etiológicas y consecuencias terapéuticas. Anales de Psiquiatría, 18.
·        Nace, E.P., Davis, C.W. y Gaspari, J.P. (1991). Axis II comorbidity in substance abusers. American Journal of Psychiatry, 148
·        Pascual (2009). Antecedentes históricos de las adicciones. Del siglo XIX hasta 1940. (Coord.) Torres, A. Historia de las adicciones en la España contemporánea. Ed. Sociodrogalcohol 

·        Rogers, C. R. (1961). On becoming a person: A therapist’s view of psychotherapy, Houghton Miffl in, Boston.



Lic. Gustavo Bruno Limachi Tapia
PSICOLOGO – TERAPEUTA

Autor del libro, Vive ¡Realmente!

Psicólogo clínico titulado en la Universidad Mayor de San Andrés, especializado en España como terapeuta experto en rehabilitación de personas con comportamiento adictivo.
Asimismo, es docente universitario y conferencista internacional.

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